Desde que se planteó en el año 2013 la obligatoriedad de certificar la eficiencia energética edificios y casas en España, hemos oído hablar mucho del tema de la eficiencia energética, aunque la preocupación respecto al tema viene de antes.

El consumo de energía se disparó en el siglo XX, el uso de combustibles fósiles, la utilización indiscriminada de energía eléctrica, todo ha tenido efectos caóticos tanto a escala ambiental (el calentamiento global es un indicador alarmante), como económicos y financieros a escala global.

Todo ello ha empujado a los gobiernos (sobre todo de los países con mayor consumo, que suelen ser los países más industrializados) a tomar medidas para forzar en cierta forma a la población a concientizarse respecto a su uso de todas las fuentes de energía y de sus efectos. Es así que surge la obligatoriedad del certificado energético para la compra-venta o alquiler de inmuebles, así como el etiquetado energético de electrodomésticos, entre otras medidas.

Una opción adicional que se puede tomar, ya sea como particular, pero sobre todo como dueño o administrador de una empresa o instalación industrial, es la de la auditoría energética.

Una auditoría energética es un servicio voluntario que los dueños de una casa o los administradores de una industria pueden mandar a realizar, de forma que puedan estar al tanto de las formas en que pueden ahorrar dinero, energía y agua. También se las conoce con el nombre de evaluaciones energéticas.

Una auditoría energética permite saber qué mejoras pueden hacerse en una edificación o proceso industrial para ahorrar energía y disminuir el consumo de agua, reducir la emisión de gases invernadero y ahorrar dinero en las facturas de luz o electricidad, calefacción y combustibles.

En una auditoría inicial, el evaluador o experto en energía llegará a la edificación y realizará una inspección visual, para posteriormente cuantificar el aislamiento térmico, revisar la edad y eficiencia de los sistemas de ventilación y calefacción, los electrodomésticos, las puertas y ventanas, además de los elementos que consumen agua en la casa, como por ejemplo, grifos, aseos y duchas. También es frecuente que se realice una prueba de presión, que se lleva a cabo sellando una puerta con una barrera plástica con un ventilador interno. El ventilador sopla el aire hacia el exterior. Al medir el cambio en la presión del aire, esta prueba evalúa qué tanto se fuga el aire de la edificación.

Después de esta evaluación, se recibe un listado con las mejoras recomendadas.

Si la persona que encargó la auditoría emprende las obras y reformas como fueron estipuladas, es muy recomendable hacer una auditoría posterior, que permita saber qué tanto se lograron los objetivos.

Como podemos ver, es un proceso que permite hacer las mejoras antes de que sea necesario.