Las ciudades y las aglomeraciones urbanas se han convertido en la actualidad en el sitio donde vive la mayoría de los habitantes del mundo. Si hay un sitio donde la eficiencia energética se hace prioritaria es en los centros urbanos. Considerando que las ciudades consumen el 75% de la energía a escala global y que son responsables del 80% de los gases de efecto invernadero, es comprensible la razón por la que toda gran ciudad como Madrid está tomando medidas dirigidas a modificarse, a hacerse más eficientes en términos de energía.

Existen muchos enfoques al respecto. Por ejemplo, usar menos energía, usar formas alternativas de energía que no involucren el uso de combustibles fósiles, entre otras. En términos de eficiencia energética (hacer más con menos energía) tenemos el programa Connected Urban Development (CUD), apoyado localmente en cada ciudad por diferentes empresas e instituciones, y que busca contribuir al desarrollo de sitios urbanos sostenibles, eficientes y sobre todo, innovadores, gracias al uso de la conectividad y tecnología punta. 

La idea es también involucrar a los ciudadanos, y quizá no limitar su participación a lo doméstico y a conseguir su certificado energético Madrid, para que puedan gestionar su consumo energético, y también controlar las emisiones de dióxido de carbono, además de qué les resulta posible participar en las decisiones respecto a la forma en que se utiliza la energía a escala habitacional y a escala comunitaria y de toda la ciudad. Se podrá acceder a este sistema desde cada casa, de cualquier dispositivo con conectividad web (ordenadores y teléfonos móviles).

A los ciudadanos de Madrid todo ello les permitirá delimitar y comparar sus cifras de consumo, para evaluar sus costumbres energéticas, dándoles herramientas y consejos enfocados a la eficiencia, al uso racional de la energía y al respeto del medio ambiente. 

A escala urbana, este tipo de iniciativas otorgan la oportunidad de atacar el diseño y la gestión urbana, lo que en último término permite incidir de forma positiva en la forma en que los ciudadanos vivimos nuestra ciudad, involucrándonos en su mejora a escala ambiental y energética.

Todo ello se hace con la intención de reducir las emisiones de dióxido de carbono y a la vez mejorar la vida de los ciudadanos. Las áreas urbanas, no debemos olvidarlo, son productoras continuas de este tipo de emisiones, debido sobre todo a las zonas industriales y al transporte, sin descontar por supuesto el gran consumo energético a escala residencial.