En España contamos, de acuerdo a datos estadísticos que datan de hace cuatro años, con una vivienda y media en promedio, por familia. Ello es sin duda un excelente promedio habitacional, pero también habla de la dificultad que permea al mercado inmobiliario. En un mercado tan competido, contar con certificaciones energéticas que proporcionen una evaluación positiva es no sólo un requisito legal, sino una necesidad imperiosa si lo que deseamos es vender o alquilar un bien inmueble.

Es por ello que al momento de buscar el certificado energético precio, no sólo estamos buscando economía, sino que estamos buscando a un profesional que evalúe auténticamente el piso y nos proporcione una auditoría energética que nos permita quizá realizar una inversión adicional que finalmente redundará en una venta o alquiler más veloz del bien que estamos empezando a mover en el mercado inmobiliario.

Vemos entonces cómo la obligatoriedad del certificado energético modifica al menos dos áreas importantes de la economía española: por un lado hace más exigente y ayuda a movilizar y optimizar el mercado inmobiliario, y por otro, ofrece una nueva opción de carrera: la de certificador energético.

Sabemos que como parte de la Unión Europea, debemos mantenernos a la vanguardia en cuestiones ecológicas. Es conocido que en toda la zona se prioriza, de forma legal, educativa y social el reciclado, el uso de energías limpias, renovables y todo aquello que implique reducir el impacto que como sociedad tenemos sobre el medio ambiente.

Es en ese entorno que la legislación y normatividad, respecto a las certificaciones energéticas, se abre paso tanto en el marco europeo como en el marco legal individual de cada país. Vemos entonces cómo se constituye en una herramienta de competitividad en el mercado inmobiliario, y también en un arma de concientización ecológica, e inclusive, económica.

Esto último, porque si bien es cierto que muchas personas buscan adquirir un inmueble bien evaluado energéticamente por una cuestión de principios ecológicos, también lo es que muchos lo hacen porque el economizar energía también permite economizar recursos: pagar cada vez menos en las facturas de electricidad y combustible.

No importa cuál sea el sector que elijamos analizar o destacar, está claro que el ámbito de las certificaciones energéticas ha venido a revolucionar tanto el sector económico, como educativo y social en nuestro país, y si extrapolamos un poco, vemos que estos cambios paulatinos que conducen a un uso racional y eficiente de la energía también se están dando en el resto del mundo. Ello sin duda es un paso positivo en vías de prevenir una posible crisis energética a futuro.