Todos amamos nuestro hogar. Es el sitio donde se desarrolla la mayor parte de nuestra vida y en el que convivimos con nuestros seres más queridos. Es nuestro remanso de paz después de una jornada laboral, y generalmente es el sitio donde descansamos y nos llenamos de fuerzas para el siguiente día.

Sin embargo, más allá de poseer un certificado energético vivienda, ¿reflexionamos sobre el uso intensivo de recursos energéticos que hacemos en nuestro hogar, en la gran cantidad de energía que se consume en un piso familiar?

En un país desarrollado, como lo es España, y debido a su posición geográfica, mantener una casa promedio requiere de entre siete y doce mil kilowatts por hora. Esta cantidad puede variar en función de si hablamos de una casa independiente o unifamiliar, o de un piso en un edificio, de una casa más al norte o de una casa mediterránea, pero aun así, estamos hablando de una gran cantidad de energía. Ello se traduce también en un gran gasto económico: cerca de mil euros al año sólo en la energía que requiere nuestro hogar en funcionar.

De acuerdo con algunos estudios, los ordenadores portátiles consumen alrededor de 50 Watts de energía, lo contrario de los 270 Wattss que consumen el CPU y el monitor de un ordenador de escritorio. Es por ello que muchos consumidores se deciden a utilizar ordenadores portátiles en lugar de ordenadores de escritorio. Aquellas personas que deciden economizar aún más en términos energéticos buscan aquellos ordenadores bien evaluados por Energy Star.

En cuanto a los televisores, su eficiencia energética depende normalmente de su tamaño, aunque también de la tecnología que las respalda. Los televisores LED son los más eficientes en términos de energía, pues utilizan una tercera parte de la que precisan los televisores de plasma.

Por otro lado, ¿qué es lo primero que viene a nuestra mente cuando pensamos en consumo de energía en el hogar? La iluminación. La diferencia entre el consumo que hace un foco común incandescente y los diferentes focos ahorradores de energía no es sólo significativa, sino que es impresionante. La reducción en el consumo si se utilizan focos fluorescentes es de un 68% y un 75% si se utilizan focos LED.

En la cocina también usamos mucha energía eléctrica: la cafetera, la nevera, el lavavajillas, el uso de agua caliente en la cocina, los hornos eléctricos y de microondas.

Todo ello es sin llegar a contar el uso de combustibles fósiles como el gasóleo o el gas natural. Como podemos ver, en nuestra vivienda es fundamental el uso racional de la energía.