Realizar la compra, venta o alquiler de una vivienda implica una serie de trámites y además contar con documentos indispensables como el certificado de eficiencia energética.
Básicamente, este certificado es una radiografía del comportamiento energético de un inmueble, otorgándole una etiqueta que va desde la eficiente «A» hasta la deficiente «G».
Esta calificación no solo informa al potencial comprador o inquilino sobre el consumo estimado de energía y las emisiones de CO2, sino que también es un requisito legal en la mayoría de las transacciones inmobiliarias en España desde 2013.
Sin embargo, donde hay demanda y obligatoriedad, es posible que surja la trampa. Al igual que en otros ámbitos, el mercado de los certificados energéticos no está exento de prácticas fraudulentas.
En ocasiones, nos podemos topar con certificados energéticos falsos, debido a la prisa por cumplir con el trámite, la falta de conocimiento por parte de algunos propietarios o simplemente por la búsqueda de «soluciones» más económicas

¿Cómo reconocer un Certificado Energético Falso? Lo explicamos a continuación:
Elementos clave de un certificado energético auténtico
Para poder identificar una falsificación, primero debemos tener muy claro cómo luce el original. Un certificado energético legítimo es un documento técnico que debe contener una serie de datos específicos y presentarse de una manera determinada, que está especificada en las normativas relativas a la materia.
Radiografía del inmueble
En primer lugar, debe identificar sin lugar a dudas el inmueble al que se refiere. Esto implica la inclusión de la dirección exacta (calle, número, piso, puerta si aplica) y la referencia catastral.
La referencia catastral es el equivalente al DNI de la propiedad y es lo que permite su identificación ante la administración. Imagina que estás buscando una casa específica; la dirección te da la ubicación, pero la referencia catastral es el código único que siempre señalará a esa propiedad, sin márgenes de errores.
Si estos datos son incompletos o incorrectos, ya existe la primera señal de alerta. Un certificado serio y bien hecho comenzará por identificar perfectamente de qué inmueble estamos hablando.
La firma del experto
El certificado de eficiencia energética debe llevar la firma del técnico que lo ha realizado. Esto se traduce en el nombre completo del técnico certificador, su titulación habilitante, su firma manuscrita (o digital cualificada, que actualmente es muy común) y, en muchos casos, el sello profesional si pertenece a algún colegio oficial.
Además, debe reflejar su número de registro si está colegiado o inscrito en algún registro oficial de certificadores de su comunidad autónoma.
La calificación energética al descubierto
El centro del certificado energético es la calificación energética, que se representa mediante una letra (de la A a la G) en una escala de colores, desde el verde intenso para la «A» (la más eficiente) hasta el rojo para la «G» (la menos eficiente).
Junto a esta letra, deben aparecer los valores del consumo de energía primaria no renovable (expresado en kWh por metro cuadrado al año) y las emisiones de dióxido de carbono (en kilogramos de CO2 por metro cuadrado al año).
Estos indicadores son los que realmente miden la eficiencia del inmueble, más allá de la simple etiqueta. Es como si la letra fuera el titular y estos números fueran los datos subyacentes que lo justifican. Si la letra no coincide con los valores numéricos o si estos parecen ilógicos para el tipo de vivienda.
Por ejemplo, será claramente sospechoso un piso antiguo con una calificación energética «A» si no se le han hecho reformas evidentes.
Fecha de emisión y caducidad
Todo certificado energético tiene una validez, que generalmente es de diez años desde su fecha de emisión. Esta fecha de emisión debe estar claramente indicada en el documento. Es como un documento de identidad que tiene una fecha de expedición y una de caducidad. Un certificado sin fecha o con una fecha de validez extraña conlleva a generar dudas.
Las recomendaciones para mejorar
Un certificado energético auténtico no se limita a dar una calificación; también debe incluir una sección con recomendaciones de medidas de mejora para aumentar la eficiencia energética del inmueble.
Estas sugerencias deben ser específicas y viables, adaptadas a las características del edificio. Por ejemplo, podría recomendar mejorar el aislamiento, sustituir ventanas, o instalar sistemas de climatización más eficientes.
La ausencia de estas recomendaciones puede ser otra señal que despierte inquietudes, ya que un técnico que ha analizado el inmueble debería tener ideas sobre cómo mejorarlo energéticamente.
El sello de oficialidad
El documento debe incorporar los logotipos y datos oficiales de la comunidad autónoma correspondiente, ya que son las autonomías las competentes en esta materia. Estos logotipos suelen aparecer en un lugar destacado del documento. La ausencia de estos elementos o la aparición de logotipos incorrectos o desactualizados es sospechosa.
El código de verificación
Finalmente, y seguramente el elemento más concluyente para la verificación de la autenticidad de un certificado es el código de registro. Este es un número único que se asigna al certificado de eficiencia energética una vez que ha sido registrado en el organismo competente de la comunidad autónoma.
Este código es como el número de matrícula de un coche; es único e identifica ese certificado en el registro oficial. Este código permite verificar la autenticidad del documento a través de las plataformas online que habilitan las propias comunidades. Sin este código la autenticidad del certificado queda en entredicho.
El geoportal de certificados energéticos
Una forma sencilla de comprobar si tu certificado de eficiencia energética es auténtico es buscarlo en el geoportal público de certificados energéticos. Si tu inmueble aparece registrado allí, puedes estar tranquilo: significa que el certificado ha sido debidamente tramitado y registrado, y por tanto, es válido y no ha sido falsificado. Consulta nuestro artículo donde hablamos sobre el geoportal de certificados energéticos.

Preguntas clave para detectar un certificado energético falso
En la tarea de verificar la autenticidad de un certificado energético, una buena estrategia es adoptar una mentalidad bastante curiosa. Es de gran ayuda plantearse estas preguntas al examinar el documento:
¿La dirección y la referencia catastral que aparecen en el certificado coinciden exactamente con los de la vivienda que me interesa? Cualquier discrepancia aquí es una advertencia.
¿Está claramente identificado el técnico que firma el certificado? ¿Aparece su nombre completo, su titulación profesional, su firma (o firma digital), y su número de registro si lo tiene? La ausencia de alguno de estos datos es sospechosa.
¿La calificación energética (la letra) parece lógica para el tipo y las características de la vivienda? ¿Una vivienda antigua sin reformas importantes podría realmente tener una «A»? Resultados demasiado buenos sin justificación clara son una señal de alerta.
¿Se indica claramente la fecha de emisión del certificado? ¿La validez que se otorga es de diez años desde esa fecha? Un certificado sin fecha o con una validez diferente levanta sospechas.
¿El certificado incluye recomendaciones concretas para mejorar la eficiencia energética de la vivienda? La ausencia de estas sugerencias es inusual en un certificado auténtico.
¿Aparecen los logotipos oficiales de la comunidad autónoma donde se ubica la vivienda? ¿Son los correctos y están bien presentados? La falta de estos sellos oficiales o la presencia de logos incorrectos es una bandera roja.
¿El código existe y la información que arroja coincide con la del certificado? Si la verificación falla, es una señal muy clara de que el certificado podría ser falso.
¿El precio que se pagó por este certificado fue sospechosamente bajo en comparación con lo que suele costar un trámite de este tipo? Un precio demasiado bueno a menudo esconde algo.
¿La presentación general del certificado es profesional y cuidada? Un documento con errores evidentes o una maquetación descuidada puede ser motivo de preocupación.
¿Qué hacer si se sospecha de un certificado falso?
Si al revisar un certificado energético alguna de las señales de alerta que hemos mencionado te hace dudar respecto a su veracidad, es importante no pasarlo por alto.
¿Qué acciones puedes llevar a cabo para confirmar o descartar las sospechas?
El chequeo online: la verificación del código de registro
Este debería ser tu primer paso; localizar el código de registro que figura en el certificado de eficiencia energética y dirigirse a la página web del organismo competente en materia de energía o vivienda de la comunidad autónoma donde se encuentra el inmueble.
La mayoría de las comunidades autónomas disponen de un registro público online donde puedes introducir este código para verificar la validez del certificado y los datos asociados a él (como la dirección del inmueble, la calificación obtenida y la fecha de registro).
Si el código no muestra ningún resultado o si la información que aparece no coincide con la del certificado, entonces son claras evidencias que no es auténtico, o en sus efectos el propio registro puede indicar que el certificado no es válido.
Directo a la fuente: contactar al organismo autonómico competente
Si la verificación online sigue generando dudas o si la comunidad autónoma no dispone de la plataforma de verificación, entonces hay que ponerse en contacto directamente con el organismo autonómico responsable. Se pueden encontrar sus datos de contacto buscando en internet «organismo certificado energético más el nombre de la comunidad autónoma”.
Ellos podrán confirmar si el certificado está registrado en sus bases de datos y si la información es coherente.
Habla con el emisor directamente: pedir clarificaciones al técnico
Normalmente, el certificado de eficiencia energética incluye los datos de contacto del técnico certificador; por ende, una opción es comunicarse con él para expresar las dudas y pedirle aclaraciones sobre los aspectos que resultan sospechosos.
Un técnico legítimo debería poder responder a las preguntas y proporcionar más detalles sobre la evaluación que realizó. Si se muestra evasivo o no puede justificar ciertos aspectos del certificado, esto podría reforzar las sospechas.
Una segunda opinión profesional
Una solución un poco más extrema, pero a veces necesaria es solicitar otro certificado energético. Si verificar la validez del certificado es crucial y persisten las dudas sobre su autenticidad, hay que considerar la posibilidad de solicitar un nuevo certificado de eficiencia energética a otro técnico certificador de confianza. La comparación entre ambos certificados permitirá corroborar la veracidad.
Ciertamente, esta acción implica un coste adicional, pero ahorra problemas mayores en el futuro.
Las consecuencias del engaño: implicaciones de un certificado energético falso
Es importante tener en cuenta que la utilización de un certificado energético falso para realizar transacciones con un inmueble es una infracción. Tanto el propietario que lo presenta como el técnico que lo emite pueden enfrentarse a sanciones administrativas e incluso legales.

Implicaciones legales en España
En el contexto español, el uso o presentación de un certificado de eficiencia energética falso constituye una infracción que puede ser tanto administrativa como penal, dependiendo de la gravedad del caso y del perjuicio ocasionado.
El Real Decreto 390/2021, por el que se aprueba el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios, establece que el certificado debe ser elaborado por un técnico competente y registrado en el organismo correspondiente de cada comunidad autónoma. Manipular, falsificar o presentar un certificado sin validez oficial es una infracción que puede acarrear sanciones económicas de hasta 6.000 euros, según la gravedad del incumplimiento, conforme a lo dispuesto en el régimen sancionador de la Ley 8/2013, de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas.
En casos más graves, por ejemplo, si se falsifica deliberadamente el contenido del certificado de eficiencia energética con el objetivo de obtener un beneficio económico, facilitar una compraventa o eludir reformas obligatorias, se incurre en una infracción muy grave según la normativa vigente, sancionable con multas de entre 1 001 y 6 000 euros.
En determinados casos excepcionales, cuando la falsificación se incorpora a documentos públicos o genera un perjuicio a terceros, esta conducta podría llegar a encuadrarse como un delito de falsedad documental, tipificado en los artículos 390 y siguientes del Código Penal, cuyas penas pueden alcanzar entre seis meses y tres años de prisión, además de sanciones económicas. No obstante, para que se aplique esta tipificación penal, deben concurrir circunstancias específicas, como el uso del documento falsificado en un ámbito que afecte a la fe pública o a procedimientos oficiales.
Consecuencias profesionales y personales
El uso fraudulento de un certificado energético tiene consecuencias que trascienden lo legal. En el ámbito inmobiliario, puede suponer la anulación de contratos de compraventa o alquiler, demandas por parte de compradores o arrendatarios perjudicados, y pérdida de credibilidad para el profesional o la empresa implicada.
Para los técnicos certificadores, participar en la elaboración o firma de documentos falsos puede conllevar la inhabilitación profesional, la expulsión de colegios profesionales y la imposibilidad de volver a ejercer en el sector.
Además, en un mercado cada vez más vigilado y regulado, una sanción administrativa por emitir o usar un certificado falso puede dañar irreversiblemente la imagen del agente inmobiliario, promotor, técnico o empresa implicada.
Ética y responsabilidad
Desde el punto de vista ético, el uso de certificados de eficiencia energética falsos implica una vulneración directa del derecho a la información veraz del consumidor. Quien compra o alquila un inmueble tiene derecho a conocer el comportamiento energético real del edificio para tomar decisiones informadas sobre el consumo futuro, las posibles reformas o el impacto medioambiental.
Conclusión sobre un certificado energético falso
En definitiva, el certificado de eficiencia energética es mucho más que un mero trámite burocrático; es un documento que informa sobre la calidad energética de un inmueble y que tiene implicaciones tanto económicas como medioambientales. Asegurar su autenticidad es crucial para tomar decisiones informadas en el mercado inmobiliario y para evitar posibles fraudes.
Se debe prestar atención a la coherencia de los datos del inmueble, a la correcta identificación del técnico certificador, a la lógica de la calificación energética obtenida, a la presencia de la fecha de emisión y las recomendaciones de mejora, a los logotipos oficiales y, sobre todo, a la posibilidad de verificar el código de registro. Un precio sospechosamente bajo o una presentación poco profesional también pueden ser indicativos de irregularidades.
Ante la menor sospecha, no hay que quedarse con la duda. La verificación del código de registro en la plataforma online de la comunidad autónoma es la principal herramienta para confirmar la validez de un certificado. Y si las sospechas se confirman, se recomienda denunciar debido a que esta acción puede proteger no solo tus intereses particulares, sino también contribuir a la transparencia y la legalidad en el sector.
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