La preocupación por la huella de carbono es algo que nos importa a todos
Llega un momento en el que no podemos permanecer herméticos y no escuchar lo que sucede a nuestro alrededor. La preocupación por el medio ambiente ha dejado de ser una preocupación de unos cuantos o un asunto que sólo importa a las autoridades y a las grandes empresas. Recientemente, se han publicado estudios prospectivos que hablan de un suceso que ya estamos enfrentando: el cambio climático. Este cambio se nos ha manifestado con climas más extremos: lluvias y fríos más intensos en invierno, veranos cambiantes con picos de tórridas temperaturas, épocas de sequía… de tal forma que el dejar de preocuparnos por nuestro propio impacto en el medio ambiente resulta no sólo inadecuado, sino irresponsable, en términos de presente y de futuro. A este impacto se le denomina comúnmente “huella de carbono personal”. Hablamos de huella como rastro, en una forma equivalente a decir “es una persona que ha dejado huella en quienes la conocieron”, sólo que en este caso estamos hablando de la marca que nuestras acciones cotidianas dejarán en el medio ambiente, por ejemplo, en el uso que le damos a nuestro automóvil (¿realmente cuando es necesario o somos de esas personas que conducen para ir a la farmacia que está a 200 metros de casa?), el uso racional o indiscriminado que hacemos del agua potable, las costumbres que tenemos respecto al uso de electricidad, etcétera. El hecho de qué la obtención del certificado energético de un edificio sea obligatoria de acuerdo a la legislación española no le quita mérito en cuanto a esfuerzo personal por reducir nuestro impacto negativo en el medio ambiente a lo largo de nuestra vida. Podemos trascender el trámite obligatorio y comprometernos a realizar las modificaciones necesarias para [...]