En la actualidad la calificación energética de una vivienda se ha convertido en un dato indispensable que debe tener todo inmueble. Esta etiqueta, revela una posición en la escala energética, la cual transita de la A (muy eficiente) a la G (muy poco eficiente).

Además, nos permite conocer qué tan bien aislada está nuestra casa y cuánto consume de energía para calentarse, enfriarse o iluminarse. En ese sentido, que tu vivienda tenga una mala calificación energética tiene ciertas consecuencias que descubrirás a continuación…

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¿Qué es una mala calificación energética?

Imagina llegar a casa después de un largo día y sentir un frío en invierno que cala hasta los huesos, o, todo lo contrario, un calor sofocante que te impide descansar en el verano.

¿Te resultan incómodos estos escenarios?  La realidad es que, si vives en un inmueble con una mala calificación energética, estas situaciones pueden ser muy comunes.

Una mala calificación energética en un inmueble significa que este consume mucha más energía de la necesaria para mantener una temperatura adecuada y, en general, presenta deficiencias en su aislamiento.

La calificación energética de un inmueble se conoce una vez que el técnico certificador energético realiza una evaluación de la inmueble teniendo en cuenta diversos factores. Debe llevar a cabo el análisis de los mismos para elaborar el certificado de eficiencia energética, dentro del cual incluye la posición del inmueble en la escala energética además de recomendaciones sobre mejoras si es necesario.

El impacto en tu bolsillo: ¿Cuánto gastas al año en calefacción y refrigeración?

Vivir en una casa con una mala calificación energética tiene un impacto directo en tu bolsillo. Las facturas de energía serán más altas y tendrás que enfrentar mayores costes de mantenimiento que resultan siendo un gasto considerable tanto a corto como a largo plazo.

Un dato interesante es que el ahorro que puedes conseguir al mejorar la eficiencia energética de tu hogar puede ser tan significativo que las viviendas con una buena calificación energética pueden llegar a consumir hasta un 70% menos de energía que las viviendas menos eficientes.

Hablando en términos de cifras, si tu gasto en servicios de luz y gas es de 1.000 euros al año haciendo mejoras en la eficiencia energética, podrías reducir este gasto en unos 700 euros anuales.

Riesgos para la salud al vivir en inmuebles con baja calificación energética

La calificación energética de un edificio es una medida de su eficiencia energética. Esto quiere decir que es un instrumento que evalúa cuánto consume un inmueble para mantener una temperatura adecuada y cómo aprovecha la energía.

Una baja calificación indica que el edificio consume mucha energía y, por lo general, tiene problemas de aislamiento, ventilación y sistemas de calefacción o refrigeración obsoletos; por ende, es poco confortable para vivir y desencadenará ciertas consecuencias a nivel de salud.

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¿Cómo influye en nuestra salud?

Mala ventilación: Los edificios con poca ventilación acumulan dióxido de carbono, humedad y otros contaminantes, lo que puede provocar problemas respiratorios, alergias y fatiga.

Humedad: La humedad excesiva fomenta el crecimiento de moho y hongos, que pueden causar enfermedades respiratorias, alergias y problemas de piel.

Temperaturas extremas: Un edificio mal aislado puede experimentar grandes variaciones de temperatura, lo que puede provocar estrés térmico, afectando el sistema cardiovascular y el sueño.

Contaminantes: Los materiales de construcción antiguos o de baja calidad pueden liberar sustancias tóxicas al aire interior, como el amianto o el formaldehído.

Adicionalmente, es importante saber que vivir en un ambiente incómodo y poco saludable puede afectar nuestro estado de ánimo y aumentar el riesgo de sufrir trastornos como la depresión y la ansiedad.

También se pueden desencadenar trastornos del sueño por efecto de las temperaturas extremas, la mala calidad del aire y el ruido puede dificultar el sueño y afectar nuestra calidad de vida.

En líneas generales una baja calificación energética es un indicador de que un edificio puede presentar condiciones que ponen en riesgo la salud.

Al mejorar la eficiencia energética de un edificio, no solo reducimos nuestro impacto ambiental, sino que también creamos un entorno más saludable para vivir y trabajar.

Las consecuencias medioambientales de una mala calificación energética

Una mala calificación energética no solo afecta tu bolsillo y tu salud, sino que también tiene un impacto significativo en el medio ambiente. Al mantener un inmueble con baja eficiencia energética, estás contribuyendo al cambio climático de formas que quizás no te hayas planteado.

¿Cómo contribuyes al cambio climático sin darte cuenta?

  • Mayor consumo de energía fósil

Los edificios con baja calificación energética suelen requerir un mayor consumo de energía para mantener una temperatura adecuada. Esta energía, en muchos casos, proviene de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el gas y el petróleo; para producir esta energía es necesario que la materia prima pase por ciertos procesos en los cuales se liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, que atrapan el calor en la atmósfera y provocan el calentamiento global.

  • Aumento de la demanda de electricidad

Un mayor consumo de energía eléctrica en los edificios también puede llevar a un aumento de la demanda en las centrales eléctricas, lo que a su vez puede generar más emisiones de gases de efecto invernadero.

  • Pérdida de biodiversidad

La producción de energía a partir de combustibles fósiles requiere la extracción de recursos naturales y la construcción de infraestructuras, lo que puede tener un impacto negativo en los ecosistemas y la biodiversidad.

Adicionalmente, existen otras consecuencias ambientales como la contaminación del agua, dado a que la producción de energía puede generar residuos que contaminan el agua y los suelos.

Una mala calificación energética desvaloriza tu inmueble

Una mala calificación energética no solo implica un mayor gasto en servicios públicos y un impacto negativo en el medio ambiente, sino que también dificulta significativamente la venta o el alquiler de una vivienda.

¿Por qué sucede esto?

  • Conciencia creciente de la eficiencia energética

Cada vez más personas son conscientes de los beneficios de vivir en un hogar eficiente energéticamente. Buscan propiedades que les permitan ahorrar dinero en sus facturas, reducir su huella de carbono y mejorar su calidad de vida.

  • Regulaciones gubernamentales

Muchos gobiernos están implementando políticas y regulaciones que fomentan la eficiencia energética en los edificios. En algunos casos, se establecen requisitos mínimos de calificación energética para la venta o el alquiler de propiedades.

  • Costes de reforma

Los compradores y arrendatarios potenciales son conscientes de que una vivienda con una mala calificación energética requerirá inversiones adicionales para mejorar su eficiencia, lo que aumenta el coste total de la propiedad.

  • Impacto en el valor de mercado

Las viviendas con una buena calificación energética suelen tener un valor de mercado más alto que las propiedades menos eficientes.

¿Qué aspectos concretos influyen en la desvalorización?

Una mala calificación energética implica una mayor dificultad para encontrar compradores o inquilinos. Las propiedades con una baja calificación energética pueden tardar más tiempo en venderse o alquilarse, ya que hay menos personas interesadas en ellas.

Se traduce directamente en la necesidad de realizar reformas a futuro por parte de los compradores o arrendatarios pueden exigir que se realicen reformas para mejorar la eficiencia energética de la vivienda antes de cerrar la transacción.

En general, las propiedades con una mala calificación energética suelen tener un precio de venta o alquiler más bajo que las propiedades similares con una buena calificación.

Si tu vivienda tiene mala Calificación Energética no podrás venderla o alquilarla

Además, a partir de 2030, las viviendas que no alcancen una calificación energética mínima “E” no podrán venderse, según la nueva Directiva Europea de Eficiencia Energética. Para el 2033, el mínimo será “D”, y para 2040, “B”. Este cambio afectará a más del 80% de las viviendas en España, lo que obligará a muchos propietarios a realizar costosas reformas para mejorar la eficiencia energética.

España, al igual que la mayoría de los países europeos, cuenta con un parque inmobiliario bastante anticuado porque gran parte de las viviendas fueron construidas en épocas en las que la eficiencia energética no era una prioridad.

Esto, combinado con factores climáticos y hábitos de consumo, ha llevado a que un gran porcentaje de nuestros hogares tenga una calificación energética baja.

Sin embargo, en la actualidad se está haciendo un esfuerzo enorme por promover las reformas energéticas para mejorar esta situación y por esto a futuro las malas calificaciones energéticas pueden llevar consigo implicaciones legales.

La normativa de eficiencia energética de la Unión Europea establece que todas las viviendas tendrán que tener al menos una calificación D para poder venderla o alquilarla.

Quiere decir que si posees una vivienda con calificación G no podrás comercializar a menos que efectúes ciertas reformas energéticas para optimizarla y poder mejorar su posición en la escala.

También ten en cuenta que ya en la actualidad es una obligación tener el certificado energético para la venta o alquiler de un inmueble en España.

Este certificado debe estar a disposición de los potenciales compradores o inquilinos durante las visitas y debe incluirse en cualquier anuncio u oferta de venta o alquiler y no poseerlo puede acarrear sanciones económicas importantes para el propietario.

De hecho, en caso de litigio, un contrato de compraventa o alquiler realizado sin el certificado energético correspondiente podría ser declarado nulo.

 ¿Por qué es importante la calificación energética?

La calificación energética de un inmueble en España no solo es un indicador fundamental que nos revela el nivel de eficiencia energética de una vivienda o edificio, sino que también se ha convertido en un requisito legal para efectuar ciertas operaciones de tipo legal o comercial con los inmuebles.

Solo en algunos casos específicos los inmuebles están exonerados de tener que tramitar el certificado de eficiencia energética, que es el documento en donde reposa la calificación obtenida luego del estudio energético realizado.

  • Ahorro en la factura de la luz

Una casa con una buena calificación energética consume menos energía, lo que se traduce en facturas más bajas.

Al invertir en mejorar la eficiencia de tu hogar, estarás reduciendo considerablemente tus gastos energéticos a largo plazo.

¿Cómo se traduce una buena calificación en ahorro?

Menor consumo de energía: Una vivienda bien aislada y con equipos eficientes consume mucha menos energía para calentar, enfriar o iluminar los espacios.

Facturas más bajas: Al consumir menos energía, tus facturas de la luz serán significativamente más bajas cada mes.

Incentivos económicos: En muchos casos, existen ayudas y bonificaciones para aquellos que realizan mejoras en la eficiencia energética de sus viviendas.

  • Confort en el hogar

Un hogar con una buena calificación energética no solo es sinónimo de ahorro económico, sino también de un mayor confort para todos sus habitantes. ¿Por qué? Veamos algunos de los beneficios que ofrece una vivienda eficiente:

  • Temperatura estable durante todo el año

Una de las ventajas más notables de una casa bien aislada es que mantiene una temperatura más constante a lo largo de las estaciones. En invierno, el calor se retiene mejor dentro de la vivienda, evitando corrientes de aire frío y reduciendo la necesidad de poner la calefacción a máxima potencia. En verano, el aislamiento térmico impide que el calor exterior penetre en el hogar, lo que significa que necesitaremos menos aire acondicionado.

  • Mejor calidad del aire interior

Una vivienda eficiente suele estar mejor ventilada, lo que favorece la renovación del aire interior y reduce la concentración de humedad, polvo y otros alérgenos. Esto contribuye a un ambiente más saludable y cómodo para las personas que padecen alergias o problemas respiratorios.

  • Menor ruido

Un buen aislamiento acústico, que suele ir de la mano de un buen aislamiento térmico, reduce la transmisión de ruidos exteriores, creando un ambiente más tranquilo y relajante dentro del hogar.

  • Mayor bienestar

Al disfrutar de una temperatura agradable, un aire limpio y un ambiente silencioso, los habitantes de una vivienda eficiente suelen experimenta

  • Cuidado del medio ambiente:

Una vivienda con una alta calificación energética no solo beneficia tu bolsillo, sino que también contribuye a cuidar nuestro planeta.

Al consumir menos energía, reducimos nuestra huella de carbono y contribuimos a combatir el cambio climático.

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¿Cómo contribuye una vivienda eficiente al cuidado del medio ambiente?

  • Menor emisión de gases de efecto invernadero

Al consumir menos energía, se reduce la demanda de combustibles fósiles, cuya combustión libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero, principales responsables del calentamiento global.

  • Preservación de recursos naturales

La generación de energía a partir de fuentes fósiles agota nuestros recursos naturales. Al reducir el consumo energético, contribuimos a prolongar la vida útil de estos recursos.

  • Protección de ecosistemas

La producción de energía a gran escala puede tener un impacto negativo en los ecosistemas, como la construcción de centrales hidroeléctricas que alteran el curso de los ríos. Al reducir nuestra demanda energética, disminuimos la presión sobre estos ecosistemas.

  • Valor de la vivienda

Cada vez más, los compradores y arrendatarios valoran la eficiencia energética de un inmueble, lo que se traduce en un mayor valor de mercado y una mayor facilidad para vender o alquilar.

¿Por qué los inmuebles eficientes tienen más valor?

Mayor demanda: La conciencia ambiental y la búsqueda de viviendas más sostenibles están en auge. Los compradores y arrendatarios están dispuestos a pagar más por una vivienda con una buena calificación energética, ya que saben que le reportará ahorros a largo plazo y un mayor confort.

Menor coste de mantenimiento: Los inmuebles eficientes suelen requerir menos mantenimiento a largo plazo, ya que los sistemas y equipos son de mayor calidad y durabilidad.

Adaptación a futuras normativas: Las regulaciones en materia de eficiencia energética se vuelven cada vez más exigentes. Adquirir una vivienda con una buena calificación energética te garantiza que cumple con la normativa vigente y evita posibles reformas obligatorias en el futuro.

Mayor atractivo para los compradores: Una vivienda eficiente es más atractiva para un público más amplio, lo que agiliza su venta y te permite obtener un mejor precio.

¿Cuánto puede aumentar el valor de un inmueble con una buena calificación energética?

El aumento del valor puede variar en función de diversos factores, como la ubicación, el tamaño de la vivienda, el estado de conservación y las características del mercado. Sin embargo, estudios recientes demuestran que las viviendas con una calificación energética A o B pueden alcanzar un precio hasta un 10% superior a viviendas similares con una calificación inferior.

¿Qué puedo hacer si mi vivienda tiene una mala calificación?

  • Realizar una auditoría energética: Conocer el estado de tu vivienda y las áreas donde puedes mejorar la eficiencia energética.
  • Realizar las reformas necesarias: Invierte en mejoras como el aislamiento, la instalación de ventanas de doble o triple acristalamiento, la sustitución de la caldera o la instalación de paneles solares.
  • Obtener una nueva calificación energética: Una vez realizadas las mejoras, solicita una nueva calificación energética para demostrar el aumento de la eficiencia de tu vivienda.

Estrategias para Mejorar la Calificación Energética de tu Vivienda

Una vez que has identificado que tu vivienda tiene una calificación energética baja, es momento de tomar medidas para mejorarla.  Las estrategias clave implican alguna de estas acciones o varias de ellas en conjunto:

  • Mejoras en del aislamiento térmico en paredes, techos, suelos e incluso ventanas y puertas.
  • Optimización o sustitución de los sistemas de calefacción y refrigeración
  • Mejoras o sustitución de los sistemas de agua caliente sanitaria
  • Implementación de sistemas de ahorro en los circuitos de iluminación.
  • Uso de electrodomésticos más eficientes. priorizando electrodomésticos con etiqueta A+++.
  • Adecuaciones o cambios en la ventilación para renovar el aire interior de forma eficiente. y/o aprovechar las corrientes de aire para renovar el aire interior.
  • Uso de energías renovables mediante la instalación de paneles solares fotovoltaicos, aerotermia, etc.

¿Quieres conocer la calificación energética de tu vivienda? Contáctenos.