Como empleados, muchas veces pensamos que más allá de conocer que existe un certificado energético oficina, nuestro papel no es determinante en la conservación y uso eficiente de la energía que se hace en nuestro centro de trabajo. No podríamos estar más equivocados. Mejorar la eficiencia energética de la oficina es trabajo de todos y la concienciación de cada empleado es fundamental en este proceso.
Debemos ser conscientes de qué muchas veces pasamos alrededor de 8 horas en una oficina, y que el uso que se hace de las diferentes formas de energía en este ambiente es intensivo, sobre todo si nos referimos al consumo de energía eléctrica, de forma que seguir algunas medidas básicas para hacer su uso más eficiente no nos vienen de más, de forma que podamos reducir el impacto negativo que tenemos en el medio ambiente.
En primer lugar, es importante apagar la fotocopiadora cuando no esté en uso, en lugar de dejarla en modo de espera todas las noches. Esta simple medida ahorra tanta energía que su equivalente sería suficiente para calentar agua como para treinta tazas de café.
En segundo término, apagar por completo las luces todas las noches, sería una medida que nos permitiría economizar suficiente energía como para calentar un piso familiar toda la temporada invernal.
Y podemos seguir con este tipo de ejemplos. El apagar todos los ordenadores por la noche en una oficina previene la producción de suficiente dióxido de carbón o como para llenar dos camiones de carga grandes. El cambiar al uso de ordenadores portátiles puede resultar incluso un 85% más eficiente en términos de uso energético que el uso de ordenadores fijos o de escritorios. El evitar poner muebles grandes como por ejemplo sofás delante de los radiadores, permite que el uso de la energía producida por los mismos circule y no sea absorbida y desperdiciada por estas piezas de mobiliario. El cambiar todos los focos por focos ahorradores de energía es una medida que disminuye el consumo de energía de la oficina de forma significativa, por lo que reduce el uso de combustibles en la producción de la energía eléctrica.
El elegir electrodomésticos y dispositivos eléctricos en general que estén bien evaluados energéticamente es otra importante medida que podemos seguir en nuestro centro de trabajo.
Finalmente, en la temporada invernal el reducir dos grados centígrados la temperatura en el termostato de la oficina (algo en lo que todos podemos estar de acuerdo), permite prevenir la producción de suficiente dióxido de carbono para llenar un globo aerostático.
Como podemos ver, son muchas las formas en que como empleados podemos colaborar para lograr tener un centro de trabajo que funcione de una forma eficiente en términos de energía y con ello colaborar para hacerlo más amigable para con el planeta.
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