Cuando tenemos que hacer trámites, es perfectamente normal que nos preocupen varios aspectos, como por ejemplo, cuánto tardaremos en llevarlo a cabo, los requisitos que nos pueden llegar a pedir y por supuesto, su precio.
El caso del certificado energético no es diferente. La mayoría de la gente (sobre todo fuera de las grandes ciudades españolas) aún desconoce las características básicas de este documento, su importancia y sus complejas implicaciones no sólo como sencillo trámite, sino como parte del complejo engranaje que busca modificar los patrones de consumo energético españoles. Si hay desconocimiento respecto a las características e importancia del certificado de eficiencia energética, no es raro que haya una gran cantidad de mitos y falsas ideas respecto al precio de este documento. Es por ello que queremos aclarar varios puntos al respecto, pues un consumidor informado es siempre un mejor consumidor.
No perdamos de vista los objetivos del certificado energético
¿Acaso alguien cuestiona la importancia de una partida de nacimiento? No, porque ya estamos acostumbrados a su existencia y a su utilidad. Pero por increíble que nos parezca, pues es algo en lo que no reflexionamos normalmente, no es un papel que siempre haya existido y la forma en que garantiza nuestro derecho a tener un nombre y una identidad, es relativamente reciente.
La situación con el certificado energético es que es muy reciente. Los 3 años de existencia (entro en vigor en junio de 2013) no han permitido que la sociedad se acostumbre plenamente a su existencia y que comprendamos colectivamente cuál es su utilidad a largo plazo y su beneficio social.
Pero sobre todo es fundamental que no perdamos de vista cuál es la auténtica utilidad y objetivos de este documento. Sí, nos puede ayudar a darle valor a nuestro piso al momento de alquilarlo o venderlo, y sí, nos permite conocer los parámetros de desempeño energético para poder hacer mejoras que nos permitan economizar en el gasto que hacemos al pagar electricidad y gas. Pero ésos son sólo dos ventajas secundarias que tiene el proceso entero de la certificación energética, pues el principal es precisamente ser una pieza en el complejo rompecabezas que representa el cambiar los hábitos y la mentalidad de toda la sociedad, de forma que enfrentemos nuestros hábitos de uso y consumo energético a la prueba del cambio radical. Y que ello no implica perder comodidad y confort, sino que es al revés. Que la eficiencia es la única forma en que la sociedad global no enfrente una crisis energética de gran escala que realmente pueda poner en jaque a la comunidad mundial.
Además, el certificado energético nos permite comparar energéticamente dos o más inmuebles de similares características. Está claro que si dudamos entre, por ejemplo, dos inmuebles que nos gustan por igual, escogeremos el que gaste menos electricidad o gas, y justamente es esa la función del certificado energético: “nos permite comparar energéticamente dos o más inmuebles para poder elegir el más eficiente en cuanto a consumo de energía”
Pero lo cierto es que la finalidad del certificado energético tampoco acaba aquí. La Unió Europea (que es quien impulsó la obligatoriedad del certificado de eficiencia energética) busca reducir el consumo energético de los hogares europeos y así reducir también la dependencia energética de Europa respecto del mundo, pero, ¿cómo hacerlo? Pues obligando a que cada vivienda o local tenga una etiqueta, una etiqueta energética, que informe de cuánto consume ese inmueble. Así, quien quiera vender o alquilar su inmueble hará esfuerzos (realizara reformas si hace falta) para conseguir la nota más alta (la que consume menos energía) para que un futuro comprador o arrendador se decida por su inmueble y no por el del vecino. Si todo el mundo hace lo mismo, conseguiremos que nuestro país y la Unión Europa reduzca significativamente su consumo energético.
Una vez que hayamos comprendido y asimilado este principio fundamental que subyace tras la existencia del certificado energético, será más fácil que entendamos porqué debemos pasar por este trámite, que no es para nada una situación “obligatoria” sólo por molestar a los usuarios. ¿Fácil de aceptar? Sin duda no lo es, pero informarse resulta una gran herramienta para comprender todo el proceso de la certificación y la eficiencia energética.
¿Qué quiere decir mercado libre en este caso?
Adentrándonos más en discernir qué factores influyen directamente en el precio que vamos a pagar finalmente cuando obtengamos el certificado y la etiqueta energética, es muy importante que sepamos que no hay ni precio mínimo ni máximo establecido de forma legal para fijar el precio del certificado energético. ¿Qué quiere decir esto? Que el precio se establece en base al equilibrio entre oferta y demanda: se determina apelando al mercado libre y a la competencia entre quienes ofrecen el servicio.
Y he aquí una pequeña complicación: la oferta es mayúscula. Desde la implantación obligatoria del certificado energético en el año 2013, se han multiplicado los técnicos y empresas que ofrecen este servicio. Hay muchísima oferta (aclarando que la demanda también es elevada), y entonces en el mercado se pueden encontrar precios que varíen enormemente. ¿Cómo saber qué técnico elegir? ¿El más barato? ¿Uno más caro? ¿Qué debo tener en cuenta?
Pues lo que no debemos olvidar es que elaborar el certificado energético no es sencillo. Y que hacerlo de forma fraudulenta implica penalizaciones. Así que no debemos caer en estafas de falsos certificadores que nos ofrezcan un precio ridículamente bajo y que nos digan que podrán realizar la certificación sin siquiera pisar nuestra casa. Todo ello nos indica solamente que no estamos tratando con personas serias. La visita es obligatoria por Ley.
¿Cómo se ha llegado a esta situación de falsedad y estafas en el medio de la certificación energética? Recordemos que ha habido periodos de crisis en el sector de la construcción y que mucho personal calificado perdió su empleo. A raíz de esta situación, muchos se volcaron al área de la eficiencia energética, puesto que es un área promisoria y en constante desarrollo. Ello ha hecho que la competencia se agudice y quienes carecen de experiencia, buscan ofrecer algo en su lugar: precios bajos o una facilidad inverosímil en la tramitación del certificado.
Por ello, debemos listar los elementos que en este mercado tan competitivo y diverso nos pueden orientar para elegir un certificador de primer nivel y que se comprometa de forma profesional a realizar un certificado acorde con las características reales de nuestro piso:
1.- Cercanía. De nada nos vale un certificador que ofrezca profesionalismo o precios bajos, si no conoce las características que adopta el proceso de validación e inscripción oficial del certificado energético en nuestra Comunidad Autónoma, y las propias características de las construcciones del área. Y es que en un país en el que hay más de un 50% de construcciones que datan de antes de 1979 (año en el que se implementaron las primeras medidas legales que buscaban regular el aspecto del aislamiento térmico en construcción), el conocimiento del área puede ser un plus más que interesante.
2.- Manejo adecuado de información. Podríamos decir que esta característica viene de la mano con la anterior. El binomio experiencia + conocimiento de las características locales de la construcción y los materiales utilizados a lo largo del tiempo se convierte en un as bajo la manga de cualquier certificador. Te diremos por qué es una de las cosas que más deberás tener en cuenta al elegir un técnico que realice tu certificado energético. Una vez realizadas las mediciones y las visitas a tu domicilio, una vez recabada toda la información, el certificador deberá ingresar toda esta información en un programa informático específico y validado por las autoridades autonómicas de la materia. Este programa hará los cálculos concretos que arrojarán la calificación energética de tu piso. La cuestión es que el programa exige una numerosa cantidad de detalles respecto a las dimensiones, ubicación, sombras, iluminación, materiales de la construcción, características técnicas de los sistemas de ventilación, aire acondicionado, calefacción y agua caliente sanitaria, etc. Si, por la antigüedad de la construcción, por negligencia en la toma de datos o por omisiones en la realización de estas mediciones se dejan espacios en blanco en el programa, éste los llena con valores estándar pre-diseñados de acuerdo a la región. Ello no parece muy grave si no sabemos que en general estos valores son muy conservadores. Al ingresarlos de esta forma, la calificación puede descender hasta 2 grados (de una “C” a una “F”, por ejemplo). Ello desvalorizaría bastante nuestro piso de cara al mercado, por lo cual demuestra que el invertir tiempo en buscar un técnico que realmente conozca su trabajo y lo realice a profundidad, es una inversión a largo plazo.
3.- Profesionalismo y seriedad. Desde un primer encuentro con el certificador energético que hayamos elegido, veremos si nos ofrece un auténtico trabajo de certificación o si es alguien que sólo está “aprovechando” lo activo de este sector laboral. Es por ello que debemos poner especial atención en que el técnico certificador nos ofrezca una visita larga y detallada para tomar las mediciones y analizar el piso de forma pertinente y adecuada.
¿Qué diferencia implica una visita larga y meticulosa?
Como ya hemos explicado, para que el certificado energético auténticamente refleje las condiciones de consumo de un piso, una casa o un local comercial, los datos que se ingresan en el programa informático autorizado que generará la calificación deben coincidir de forma lo más fiel posible con la realidad actual de las características del inmueble.
Y no hay forma posible en que esta toma de datos se haga sin una visita presencial larga y meticulosa. Minuciosa y detallada, que analice con mucho cuidado todos los elementos. Como mencionábamos, hay complicaciones que sólo con técnica, paciencia y experticia pueden subsanarse adecuadamente.
La complicación más frecuente que encuentra un certificador es tener lagunas en el conocimiento de los materiales utilizados, el desconocer detalles técnicos de la construcción y de la calefacción o la producción de agua caliente sanitaria.
Es por ello que un buen técnico certificador preparará previamente su visita, recabando información catastral y documental del inmueble, de forma que pueda optimizar su visita física y pueda realizar las mediciones que realmente precisa.
A más antigua sea la edificación, mayor será la necesidad de realizar una mayor y más profunda investigación previa y una visita bien detallada para obtener los elementos que permitan ingresar datos confiables y adecuados, proporcionando una calificación energética acertada.
Así mismo, una visita larga permite realmente diseñar los patrones de sombras que afectan el aprovechamiento de la luz y el calor del sol, detectar los puentes térmicos, comprobar puertas, ventanas, etc. La regla de oro es: sin una visita adecuada, sin mediciones precisas, no puede haber una evaluación energética que coincida con la realidad, ni puede completarse el dossier entregado con recomendaciones que auténticamente mejoren la eficiencia energética del inmueble.
A largo plazo…
Cabe recordar que el certificado energético tiene una validez de 10 años. Sobre todo para un propietario que busca alquilar y no vender un inmueble, esta validez es muy importante al momento de seleccionar un técnico certificador.
Además, haciendo hincapié en el hecho de que no debemos considerar el certificado energético sólo como un “mero” trámite burocrático, sino como un elemento fundamental en la mejora del uso eficiente de la energía que hacemos como sociedad, está claro que sólo una calificación energética que refleje la realidad y una serie de recomendaciones que permitan en serio mejorar la vivienda y valorizarla en el mercado inmobiliario a futuro será de utilidad a largo plazo.
Por ello sostenemos que un precio demasiado económico no puede ofrecer un trabajo que sólo puede realizar una persona bien capacitada. Tampoco un precio demasiado elevado ofrece ninguna garantía. La realidad es que sólo el trabajo de un certificador en el momento de presentarse en nuestro hogar, evaluarlo y posteriormente realizando un reporte completo con sugerencias pertinentes, nos puede indicar si el precio que nos están ofreciendo es adecuado.
¿Estás pensando en realizar tu certificado energético porque moverás un inmueble en el mercado? Busca el certificador ideal para tu vivienda, cercano a tu domicilio y con experiencia en un comparador en el que estén inscritos los mejores técnicos y los más capacitados, como el que te ofrecemos en nuestro busacdor certificadodeeficienciaenergetica.com, a quienes además podrás plantearles todas tus dudas respecto a este importante trámite.
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