Mucho se ha hablado del impacto ambiental que nuestras acciones individuales tienen al consumir de una forma o de otra los recursos energéticos que tenemos a nuestro alcance: si apagamos los focos cuando salimos de una habitación, si desconectamos los electrodomésticos cuando dejamos de usarlos, si caminamos un poco en lugar de recurrir continuamente a nuestro automóvil.
Pero también hay otro factor de peso que incide ya sea de forma positiva o negativa en el consumo que de los recursos energéticos hace una sociedad o comunidad determinada, y es sin duda, la participación de la industria.
Para lograr una industria comprometida con la eficiencia energética y responsable en términos ecológico – ambientales, sin duda un paso importante es alcanzar la eficiencia energética en la industria.
Ésta parte de los mismos parámetros que delinean la eficiencia energética en el hogar: tomar los recursos que hay a la mano y utilizarlos al cien por ciento. Esta máxima de la eficiencia energética es quizá más difícil de observar puesto que el uso de los recursos energéticos es mucho más intensiva, y el consumo está sometido a otro tipo de exigencias.
Sin embargo, no podemos excluir a la industria de los esfuerzos realizados por el conjunto de la sociedad para hacer cada vez más eficiente el uso de todos los recursos naturales, incluyendo por supuesto, el de los recursos energéticos.
Es por ello que también existe la noción de la auditoría energética y certificado energético para el sector industrial. La auditoría energética en este ámbito es mucho más específica y da indicaciones muy concretas para el tipo de instalación ideal que es precisa para que una fábrica o complejo industrial determinado pueda funcionar de acuerdo a los parámetros precisos que demanda la eficiencia energética, en estas indicaciones se especificarán materiales, formas de instalación, tecnología a utilizar y a evitar, tipo de construcción y evacuación de residuos, uso de embalajes y empaquetado concreto entre muchos otros factores.
Afortunadamente, son cada vez más las industrias que buscan ser evaluadas y certificadas en términos de eficiencia energética, colaborando de esta forma al uso más limitado y previsor de los recursos energéticos con los que contamos en la actualidad.
Ello es fundamentalmente importante para las nuevas instalaciones industriales, que se construyan y establezcan desde un principio siguiendo toda esta reglamentación, evitando así caer en un círculo vicioso de problemas, contaminación e inversión desfasada que sin duda puede complicar un funcionamiento económico adecuado para cualquier naciente industria. Si todo se hace bien y de acuerdo a las normas, ello se reflejará en la existencia de una empresa sustentable, ecológicamente responsable y que también hace una gestión de sus recursos económicos mucho más adecuada.
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