Certificado energético, un elemento más en la construcción de Barcelona como ciudad inteligente
Las concepciones y nociones que atañen al equilibrio entre desarrollo económico, humano y relación con el medio ambiente cambian, se ajustan y van siendo más responsivas a lo que la sociedad y la propia naturaleza exigen. A principios de este año 2017, la NASA ha publicado análisis que muestran que por tercer año consecutivo, el año 2016 ha registrado las temperaturas más altas desde que se llevan récords al respecto. Este solo hecho levanta el nivel de alerta hacia nuestro modo de vida, hacia cómo el uso y abuso que hacemos de los recursos naturales, la forma tan intensa en que nos aprovechamos de combustibles fósiles, nuestros hábitos de consumo, nuestra forma de transportarnos y de entender la vida en esta segunda década del siglo XXI. Ante todo ello, el concepto de ciudad inteligente (Smart City en inglés) también va evolucionando, adaptándose a las demandas y cambios vertiginosos de la sociedad actual. Tan es así que la propia noción de ciudad inteligente está adquiriendo cada vez más importancia y relevancia tanto para académicos como para quienes diseñan políticas a implementar desde la administración pública. A pesar de ello, aún existe cierta confusión respecto al propio concepto de ciudad inteligente y hay términos semejantes que se usan de forma intercambiable cuando no se refieren exactamente a lo mismo. El concepto en sí debe englobar e identificar los elementos que deben constituir a una ciudad inteligente, sus características y su desempeño en comparación con las ciudades "tradicionales". ¿Por qué las ciudades? Si queremos desglosar la importancia contemporánea de la noción de ciudad inteligente es preciso entender, para empezar, porqué hablamos de ciudades. Entender la actualidad y cambios en el concepto de ciudades inteligentes es comprender por qué [...]