Tipos de mantenimiento en instalaciones energéticas
Se puede definir el mantenimiento como el conjunto de operaciones y procedimientos destinados a garantizar un correcto funcionamiento de la instalación.
El mantenimiento aplicado al campo de la eficiencia energética debe evitar que surjan los siguientes problemas:
- Pérdidas energéticas por deterioro de los aislamientos y fugas de los fluidos portadores.
- Disponibilidad de la instalación: una avería inesperada puede provocar que una instalación quede fuera de uso total o parcialmente generando problemas a los usuarios.
Existen tres concepciones de desarrollar el mantenimiento de una instalación:
- Mantenimiento correctivo: consiste simplemente en reparar una avería que ha surgido espontáneamente. No requiere esfuerzo planificador previo, sin embargo ocasiona un gran coste económico en cuanto a mano de obra y sustitución de equipos.
- Mantenimiento preventivo: consiste en planificar, con una periodicidad preestablecida, una serie de operaciones de revisión y sustitución que se adelanten a la aparición de la avería.
- Mantenimiento predictivo es un complemento al preventivo que permite, mediante aparatos de medida, como cámaras termográficas y analizadores de redes, adelantarse a la aparición de una posible avería.
Obviamente, será fundamental para el técnico energético ser capaz de desarrollar un programa de mantenimiento preventivo que permita hacer un seguimiento continuo del comportamiento de la instalación y ahorrar costes innecesarios.
El mantenimiento preventivo bien desarrollado y practicado con disciplina permite alcanzar los siguientes objetivos:
- Proporciona fiabilidad en la instalación al evitar que el funcionamiento de esta se detenga por averías en equipos fundamentales como calderas o bombas.
- Aumento de la vida útil de los equipos, mejorando la vida útil de los mismos.
- Disminución del consumo energético de los equipos al garantizar el correcto funcionamiento de los mismos.
Un punto crítico en la planificación de mantenimiento preventivo es planificar la frecuencia de realización de las operaciones de mantenimiento. Una repetición de las operaciones demasiado elevadas podría no ser económicamente viable. Por otro lado, si las operaciones de mantenimiento se realizaran dejando pasar un periodo muy amplio de tiempo, la efectividad del mantenimiento se puede perder. La frecuencia adecuada para realizar las operaciones de mantenimiento depende, en muchas ocasiones, de la experiencia personal del técnico y de las prescripciones que marca la normativa para cada tipo de instalación.