Primeras impresiones tras el inicio del Real Decreto
Después de poco más de un mes tras la entrada en vigor de este famoso Real Decreto 235/2013, de 5 de abril, podemos empezar a desgranar nuestras primeras impresiones de cara a lo que está siendo el recibimiento por parte de los afectados u obligados a cumplir esta nueva normativa. Mucha gente de a pié, a la hora de aportarles información del contenido del mismo y de su obligatoriedad, no sabe, desconoce o lo que es peor aún, piensan que es un timo y que nosotros como técnicos certificadores les estamos engañando literalmente hablando. Estoy muy de acuerdo con muchos compañeros de la profesión, en el sentido de que ha habido una mala gestión de la información por parte de los organismos competentes, y por tanto, ahora estamos empezando a sufrir las consecuencias.
Los usuarios o propietarios deben saber que a través de la etiqueta energética podemos influir positivamente en nuestro medio ambiente al conocer el grado en que lo estamos castigando mediante las famosas emisiones de CO2, y así poder afrontar futuras medidas correctoras que disminuyan dichos efectos. Sí es cierto que para poder favorecer este aumento del conocimiento energéticamente hablando de nuestro parque inmobiliario, conllevará un coste, pero un coste que resultará totalmente beneficioso para todos, usuarios, consumidores y por supuesto, también a actuales propietarios que en algún momento también pasarán convertirse en consumidores.
El certificado de eficiencia energética es una medida "necesaria" y a la vez "informativa" de cara a los usuarios que necesiten comprar o arrendar un inmueble, algo que además, aumenta el conocienmiento del producto que se necesita adquirir.
El certificado de eficiencia energética no debe ser visto como un requisito más de cara a la administración o como un "sacaperras", designación que están utilizando muchos propietarios afectados debido de nuevo, a la preocupante falta de emisión de información por parte de la Administración Estatal o Autonómica.
Esperemos que con el paso del tiempo, la sociedad vaya de forma progresiva, haciéndose a la idea y concienciándose de las ventajas que conforma el que un inmueble posea un distintivo energético, algo que en los países vecinos de la Comunidad Europea ya ocurrió y que actualmente se ha convertido en un elemento muy importante que forma parte del mismo inmueble.