Finalidad del Certificado de Eficiencia Energética

Cuando llevamos casi 9 meses desde la entrada en vigor del Real Decreto 233/2013, de 5 de abril, por el que se regulan los Certificados de Eficiencia Energética, la sociedad aún no conoce la finalidad del mismo.

Hay que hacer entender al propietario que el Certificado de Eficiencia Energética no es un impuesto o una mordida que tiene que pagar, debe ser un instrumento que informa al comprador o inquilino de las características de la vivienda o local que va a adquirir. Más aún, informa al propietario de las modificaciones que puede hacer en su inmueble para mejorar el consumo energético del mismo.

En España seguimos adquiriendo una vivienda por la zona, la proximidad con los familiares etc. No nos paramos a pensar, como hacen en Europa, que el coste de la energía que vamos a consumir mientras la habitemos para tener un determinado grado de confort forma parte del coste de la vivienda. Hoy, a nadie se nos ocurre comprar un vehículo sin saber cuanto consume, existen impuestos de matriculación y circulación más gravosos para los vehículos más contaminantes. Creo que más tarde o más temprano los IBIs irán por ahí, las viviendas pagarán más en virtud de su calificación energética, existirá un periodo de transición y adaptación pero, finalmente, el que más consuma más impuesto pagará.

Es aquí donde toma valor la Ley 8/2013, de 26 de junio, de rehabilitación, regeneración y renovación urbana, que está pendiente aún de desarrollo y aprobación por la mayoría de las comunidades Autónomas pero por el cual, previo Informe de Evaluación de los Edificios, se pretende renovar los inmuebles y hacerlo para ganar en eficiencia energética y accesibilidad. Tampoco se conocen las Ayudas del Idae recogidas en el PAREER y que estarán en vigor hasta el 30 de Octubre de 2015.

En cuanto a los técnicos, he ahí una posible salida profesional y de actividad en el sector de la construcción. Nuestro trabajo no va a consistir en la generación de nuevos espacios urbanos ni en crecimientos urbanísticos, como en los años 90 y 2000, ahora la actividad consistirá en la rehabilitación energética, en la modernización del parque de viviendas existentes y esa modernización, como no puede ser de otro modo, debe aprovechar al máximo las tecnologías actuales, actuando sobre las envolventes, las instalaciones y las energías renovables.

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