Como se ajusta el certificado de eficiencia a la realidad
Puede parecer poco razonable el título del artículo y de hecho, debería ser incluso absurdo el plantearse esta cuestión porque la respuesta debería ser evidente y no dejar lugar a dudas. Un certificado de eficiencia energética de un inmueble debe reflejar el comportamiento energético del inmueble respecto a los parámetros estándar establecidos. Pero lamentablemente la realidad no está siendo esa. La realidad es que el mismo inmueble dependiendo que quien lo califique, le otorgará una calificación previsiblemente distinta, incluso si emplean la misma aplicación informática para efectuar la certificación. Por tanto, podemos intuir que existen distintas llamémosle "calidades" en los certificados. Aunque nivel legal, todos los certificados tienen la misma validez.
En E3 Soluciones Energéticas Integrales, hemos realizado estudios comparativos relativos a los datos introducidos en el programa empleado para certificar energéticamente varias viviendas y los resultados se repiten.
ESTUDIO DE MÍNIMOS: Si nos limitamos a cumplir con las exigencias mínimas, la toma de datos se limita a lo imprescindible, empleamos el mínimo tiempo posible en el análisis de los datos y en su tratamiento informático, se obtiene un certificado de eficiencia energética de la vivienda bastante bajo. Eso si, el certificado cumple al cien por cien con las exigencias legales, por tanto, nunca nadie podría decir que la certificación se ha efectuado mal o que los datos empleados no son correctos.
ESTUDIO DE DETALLE: si no sólo cumplimos con las exigencias mínimas, sino que además introducimos más parámetros, si la toma de datos incluye mayor cantidad de información que la mínima necesaria y se estudian y tratan esos datos adecuadamente, obtenemos un modelo que se acerca más a la realidad de la vivienda y además (en todos los casos estudiados) mejora la calificación obtenida con el estudio de mínimos al menos una letra.
No se trata de que se invierta más tiempo para hacer trampas, se invierte más tiempo para que los parámetros introducidos se correspondan lo más posible a la realidad en lugar de considerar valores por defecto, que siempre son los peores posibles.
Evidentemente, un estudio de detalle es de más calidad, refleja mejor la realidad, pero requiere más tiempo y conocimientos por parte del certificador. Por tanto el coste no puede ser el mismo.