Mercado infravalorado en el C.E.E no ajustado a la realidad
El momento de aparición del Certificado de Eficiencia Energética (C.E.E) en España en plena crisis inmobiliaria allá por el año 2013 es decir hace 4 años de la exigencia como requisito obligatorio para la compraventa y arrendamiento del certificado de eficiencia energética para los bienes inmuebles mucho tuvo que ver entre otras muchas cosas que después pasaré a comentar en la depreciación de este requisito legal ya que hasta la fecha aún el cliente no es conocedor de la verdadera utilidad que supone disponer de un certificado energético ajustado a la realidad de su bien inmueble y no solo como un mero trámite o impuesto que hay que pagar y pasar página para obtener la escritura y propiedad de un bien inmueble.
En este país son innumerables los certificados que se emiten día a día de una manera fraudulenta o no regulada por el Real Decreto 235/2013, de 5 de abril, ya que se emiten certificados no ajustados a la realidad física del mismo porque no se ha visitado el inmueble para inspeccionar los cerramientos, carpinterías, instalaciones, superficies, patrones de sombra que son necesarios para cumplimentarlos en lo programas oficiales del ministerio de energía con la cual cosa muchos de los datos son inventados y puestos de forma aleatoria con unas mínimas consignas que el cliente le pueda dar por teléfono como la superficie aproximada etc.. y así evitar unos gastos que son necesarios para realizar el informe y de esta manera poder rebajar de tal forma el precio que profesionales que reaizan su trabajo de manera legal y con buena praxis no pueden ni deben someterse a dicho mercado. Además, hay que recordar que, por Ley, la visita del técnico al inmueble es obligatoria.
Algunas agencias inmobiliarias o algunos portales inmobiliarios también están contribuyendo a que el mercado esté viciado anunciando inmuebles sin el certificado de eficiencia energética. Por Ley han de tener el certificado energético en el momento en que anuncian un inmueble y no lo tienen poniéndolo con el cartel en trámite cuando no esta hecho ni encargado para hacerlo hasta que no se efectúa la venta y muchas veces para captar a los clientes lo regalan incluyendolo en su comisión del 3- 4 % del valor de venta, cuando el cliente ha de saber mucho antes la calificación energética y de esta manera saber si su inmueble pueda tener un valor mayor o menor del precio que se les pide ya que a mejores prestaciones energéticas más cotiza la vivienda. De ahí que se exigía calidad, profesionalidad, legalidad y rigor en todo el proceso que no se esta cumpliendo. Por eso desde las instituciones se ha de divulgar una concienciación social al consumidor o cliente de que es lo correcto y que no lo es y que a la hora de elegir un certificador sepa a que se enfrenta y así sepa que ha de exigir y a su vez que aquel agente sea persona física o jurídica que no cumpla con la Ley sea castigado con las sanciones tipificadas según las infracciones cometidas que pueden ser desde leves hasta graves o muy graves pudiendo llegar dichas sanciones desde los 300 hasta los 6000 euros
Como conclusión entre las muchas ventajas que tiene tener un certificado energético real y no ficticio es que a partir de una calificación energética del estado actual de un inmueble podemos realizar una auditoría energética con mayor fiabilidad y establecer unas medidas de mejora y ahorro enfocadas sobre todo en la envolvente térmica en una rehabilitación posterior que hagan disminuir considerablemente la demanda energética y por consiguiente el consumo de instalaciones de calefacción y refrigeración tanto en su disposición por potencia como en el tiempo de uso diario de cada una de ellas conllevando un ahorro de dinero muy importante en comunidades de propietarios con inversiones que pueden ser amortizables en el tiempo en periodos entre 5 y 10 años si se siguen las pautas adecuadamente.
Por otra parte para ofrecer un servicio de calidad por parte de los técnicos se ha de exigir que estos estén lo suficientemente capacitados y formados a nivel específico en todo lo relacionado con la eficiencia energética y por la exigencia que se demanda en los técnicos que para su realización han de ser técnicos universitarios, como mínimo un certificado energético independientemente de la tipología de edificio, vivienda, local, superficie, etc no debería de ser menor su coste en ningún caso de los 100-120 euros.