Calificación Energética: Antes y Después del CTE
El CTE, Código Técnico de la Edificación, establece desde 2006 una serie de requisitos básicos que las nuevas viviendas tienen que cumplir. En cuanto a términos de eficiencia energética, estos requisitos básicos hacen que las viviendas de nueva construcción tengan por lo general una mayor eficiencia energética que los edificios más antiguos. Los documentos básicos (DB) como el HE1, Limitación de la demanda energética, HE2, Rendimiento de las instalaciones térmicas, HE3, Eficiencia energética de las instalaciones de iluminación, HE4, contribución solar mínima de Agua Caliente Sanitaria y HE5, Contribución fotovoltaica mínima de energía eléctrica, hacen que los edificios actuales sean más eficientes energéticamente que los de antaño.
Existe un dato muy interesante que deberían conocer todas las personas que vayan a solicitar una Certificación Energética de su inmueble, y es que existe una franja divisoria en la calificación energética entre los edificios que cumplen el CTE y los que no.
Esta franja divisoria se encuentra entre las calificaciones E y F de un edificio. La peor calificación posible que pueden obtener las viviendas que cumplen el CTE, es decir, todas las construidas desde 2006, es la calificación E. Las calificaciones F y G son sólo posibles para aquellos inmuebles construidos antes de la implantación del CTE y que además no lo cumplen (podría existir un edificio previo al CTE que lo cumpliese a pesar de no ser estrictamente obligatorio en su año de edificación. Este dato es sin duda muy interesante para que una persona sin conocimientos sobre eficiencia energética pueda saber en qué franja se encuentra su vivienda en la calificación energética con sólo comprobar el año de construcción del inmueble.
Haciendo una estimación, aproximadamente el 90% de los edificios nuevos de vivienda, que cumplen estrictamente con el CTE, obtendrán una calificación entre las clases C y D (el 35% será clase C y el 55% clase D). El 10% restante corresponde a los edificios más eficientes que la media (A y B) y a los edificios menos eficientes energéticamente, calificación E.
En definitiva, un cliente que vaya a solicitar una certificación energética de su vivienda puede conocer entre qué rango de clases se moverá dicha calificación con tan sólo comprobar en qué año se construyó su vivienda.