Certificados energéticos irregulares
El tema de la Certificación Energética de edificios está llegando ya a un límite que si las autoridades no ponen manos en el asunto va a generar un problema bien gordo por la falta de información real, tanto de profesionales del sector como de los propietarios de las viviendas y locales; los timos están a la orden del día, incluso fomentados por webs dedicadas a ofrecer productos chollo, y los más desaprensivos, movidos por la situación actual de crisis del sector, están vendiendo certificados como churros sin la más mínima garantía profesional ni legal y, lógicamente, a precios irrisorios.
La sensación de impunidad en que se mueven debida a la, de momento, absoluta falta de control, han generado una situación de “todo vale” y tanto los profesionales como los propietarios están incurriendo en irregularidades que invalidan estos documentos y les sumerge en una situación fuera de ley con el riesgo de sufrir importantes sanciones; y, todo ello, por ganar unos y ahorrarse otros unos pocos euros.
Se ofertan certificados a precios imposibles, sin visitas al inmuebles o realizadas por personas ajenas al técnico, sin cualificación legal, y que, en muchos de los casos, ni siquiera llegan a cobrar sus trabajos. Incluso se dan casos de técnicos que realizan los certificados facturados por un tercero y que, al no poder cobrar sus trabajos, anulan los certificados emitidos dejando al cliente tirado, con un certificado nulo y sin ni siquiera saberlo.
Un cliente que “compra” un certificado “low cost” debe saber que, lo que compra probablemente no sea legal y que, por tanto, puede ser sancionado ya que la responsabilidad es exclusivamente suya.
El hecho de que en la actualidad los controles sean escasos y claramente insuficientes no es óbice para que las cosas se hagan de manera correcta y al precio que cualquier profesional cobra hoy por este servicio, muy por debajo de su valor real, no merece la pena arriesgarse.
Las comunidades, actuales administraciones encargadas de velar por el cumplimiento de la normativa, se están poniendo las pilas poco a poco y, viendo la mina que supone, no van a tardar en aumentar el número de inspecciones y, con ello, las sanciones van a llover y no van a ser a gusto de todos.