¿Cómo protegernos frente a las subidas del precio de la luz?
Acaba de empezar el tercer trimestre de 2013 y nos hemos levantado con una nueva noticia que, a estas alturas, ya no nos sorprende aunque tampoco nos deja indiferentes: la factura de la luz se incrementa en un 1,49%. Esto en el caso de la TUR sin discriminación horaria, la más habitual en nuestras viviendas. Si nos vamos a las TUR con discriminación horaria nos encontramos con la escalofriante subida del 2,68% en el periodo punta ¡y un 3,9% en el periodo valle!
En apenas 5 años hemos visto subir la luz en casi un 60% teniendo en cuenta otras tasas y deudas que se nos van incorporando sin que apenas nos demos cuenta. Aunque observemos que en algunos meses se contengan los precios dándonos una breve sensación de alivio no conviene confiarse. Cuando ya no pueden contenerse, esta congelación se transforma en el ya conocido déficit de tarifa por el que debemos asumir el coste de la deuda acumulada.
¿Cómo protegernos frente a esta continua subida en el precio de la energía? La respuesta fácil sería: “consumiendo menos”. Pero no se puede exigir al ciudadano que sacrifique su confort ante una situación global sobre la que no tiene control. De hecho sería muy complicado controlar que cada usuario redujera efectivamente el consumo en su respectiva vivienda.
Lo que sí es posible es reducir la demanda energética aumentando la eficiencia. ¿En qué consiste esto? En conseguir que, para obtener los mismos niveles de confort se necesite mucha menos energía. ¿Y cómo se consigue? Haciendo nuestros edificios más resistentes a las inclemencias del clima.
En muchas ocasiones se trata de intervenciones no mucho más caras que la clásica reforma de lavado de cara que todos nos hemos planteado hacer alguna vez en nuestra casa: incorporar planchas aislantes, sustituir las ventanas o añadir toldos y marquesinas para protegernos del soleamiento directo,…
Lo más curioso de la noticia es la nueva metodología de la CNE para incluir el transporte y distribución de la energía en el precio de la electricidad. Esto supondrá una especie de “tarifa plana” donde la parte fija de la factura aumentará su coste frente a la parte variable que depende directamente de nuestro consumo. De esta forma las segundas residencias se verán gravemente afectadas al cobrarse más la potencia contratada que el consumo real de la vivienda. Hay quien piensa que puede tratarse de una nueva fórmula para cobrar más de lo que efectivamente se consume pero afortunadamente contamos con muchas soluciones para ser cada vez más autosuficientes energéticamente.
Si quieres conocer las medidas más adecuadas para tu edificio contacta con nosotros sin compromiso.