Malas prácticas de certificación energética

Certificado Energetico

Ya es de todos conocida la enorme disparidad de precios que podemos encontrarnos a la hora de solicitar un certificado energético. ¿A qué se debe este fenómeno?

Como afirma el decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Santa Cruz de Tenerife:

"Se está produciendo una devaluación del certificado energético. Se emiten certificaciones con unos precios por servicio que no garantizan la precisión necesaria, ni la medición presencial de quien la realiza. Esta práctica perjudica al propietario, ya que obtendrá una etiqueta energética que no se corresponde con la eficiencia real de su inmueble".

Pero esta es solo la punta del iceberg. ¿Qué otras ofertas que atentan contra la ética, la legalidad y la buena calidad de los certificados energéticos podemos encontrarnos?

  • Máxima calificación ofrecida de antemano: esto va contra el principal objetivo de esta ley que es permitirnos comparar cuánta energía consumen las viviendas existentes a la hora de escogerlas. ¿Cuál será la sorpresa del comprador cuando se dé cuenta de que la vivienda consume mucho más de lo que le prometieron? Y lo que más nos preocupa: ¿Cuánto tardará en denunciar a quien se la vendió?
  • Certificados a distancia: O lo que es lo mismo, sacar un certificado sin visitar el inmueble. La propia palabra lo indica: Certificar implica la garantía de que los datos que aparecen en el certificado son ciertos y se corresponden con la realidad. ¿Cómo comprobar que es así? No olvidemos que falsear la información del documento supone una infracción muy grave según la ley de Rehabilitación, regeneración y renovación urbanas.
  • Certificados sin propuesta de medidas de mejora: cuando presentábamos el contenido mínimo del certificado energético, os explicábamos cómo el Real Decreto 235/2013, de 5 de abril, exigía las medidas de mejora como un requisito imprescindible. ¿Qué sentido tiene vender la certificación energética como una herramienta esencial para reducir nuestro consumo energético si luego no se le explica al propietario cómo puede hacer para mejorar su calificación?
  • Y por supuesto, certificados sin un estudio económico de las propuestas de mejora. En el caso de que el certificador haya planteado unos consejos para mejorar la eficiencia de una vivienda ¿en qué se ha basado para proponer una solución antes que otra? No tiene sentido ofrecer unas estupendas ventanas con doble cámara de aire si no se demuestra que es un gasto amortizable por el usuario en un plazo razonable.

Nos resultan sorprendentes este tipo de ejercicios. Más allá de la decepción que estas prácticas suponen para los que llevamos tiempo trabajando por mejorar la calidad de nuestros edificios y reducir su impacto medioambiental, no debemos olvidar que tanto técnicos como propietarios nos enfrentamos con cada certificado a sanciones de entre 300 y 6000€.

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