¿eficiencia energética o comodidad? Caso de Ibiza
Tras haber realizado muchas certificaciones energéticas en todo tipo de inmuebles en Ibiza, he llegado a la conclusión de qué uno de los problema más importantes que presentan las viviendas se da en las instalaciones de ACS.
En la isla no se cuenta con una instalación de gas natural, por lo que en la mayoría de los casos los inmuebles usan termos eléctricos con acumulador para la producción de Agua Caliente Sanitaria, los cuales hacen descender considerablemente la calificación de eficiencia energética, debido a su mala conservación a la falta de aislamiento, de reguladores de temperatura, bajos rendimientos etc. por no hablar del gasto eléctrico que suponen este tipo de instalaciones. Por ello una de las soluciones más económicas y de fácil instalación es el cambio del termo eléctrico por una "caldera estándar de gas licuado de petróleo" lo que viene a ser la botella de butano de toda la vida. Pero esta claro que esta instalación supone un cambio incómodo: cambiar la botella de butano cada vez que se agote, quedarte sin agua a mitad de la ducha, quedarte con la comida a medio hacer... De ahí el porqué de mi reflexión ¿qué es preferible, un mayor gasto generando unas mayores emisiones de CO2 a cambio de la comodidad o un pequeño sacrificio a cambio de la mejora del medio ambiente y un considerable ahorro?
Supongo que la respuesta a esta pregunta depende del tipo de uso de la vivienda, pongamos un ejemplo, para una familia que resida en su vivienda la mayor parte del año, le supondrá un gran ahorro y un sacrificio al que fácilmente se acostumbrarían, pero para una vivienda en alquiler durante la temporada de verano sería mucho más cómodo continuar con el sistema eléctrico y cargar los gastos al inquilino. Lo que queda claro siempre es que intentar ahorrar energía supone siempre un esfuerzo por parte del consumidor porque gestos tan pequeños como quitar el stand by de nuestros electrodomésticos, poner bombillas de bajo consumo o cerrar el grifo mientras nos enjabonamos o nos lavamos los dientes pueden suponer un gran ahorro en el cómputo anual de nuestras facturas y el problema es que a todos nos gusta encender la tele desde el sofá y no pasar frío mientras nos enjabonamos.