La importancia de disponer del proyecto constructivo

A la hora de realizar el certificado energético de una vivienda o edificio, es muy importante disponer del proyecto constructivo donde se encuentran los detalles y especificaciones técnicas de la construcción efectuada en su momento.

Como certificador energético me he encontrado no pocas veces con la desilusión de tener que entregar un certificado energético con una muy baja calificación (F o G) debido a que no había manera de justificar los detalles constructivos del inmueble; es decir, de si hay aislante en las paredes de fachada, si lo hay en las particiones interiores, de cuantas capas está formada la pared de fachada y las particiones, etc…

Se han entregado certificados que, debido a falta del proyecto constructivo que nos hubiera permitido definir las propiedades térmicas reales del edificio justificándolas debidamente, hubieran podido tener una calificación más buena que la obtenida con las medidas “por defecto”.

Eso sucede debido a los valores que la herramienta de certificación energética facilitada por el IDAE, con la que se hacen la mayoría de las certificaciones, el modelo simplificado CE3x, estima unos valores por defecto de transmitancias y conductividad térmicos muy desfavorables. Solamente es posible definir estos valores cuando se puedan justificar, y la manera de justificarlo es la posesión de las especificaciones técnicas constructivas del proyecto, y adjuntándolas en el momento en que se tramita el expediente.

Si el técnico certificador es capaz de justificar los valores y los tipos de aislante que se han utilizado en la construcción del inmueble, los cerramientos y las composiciones de las paredes (tanto de fachadas como las interiores), a menudo suele ser capaz de subir en la escala de calificación energética de una G (la calificación más baja), a una E, y de una F, a una D.

Des este modo, se quiere remarcar la importancia de poder definir los valores térmicos de los detalles constructivos del inmueble a certificar, hecho que permite calificar el edificio con valores más ajustados a la realidad i además obteniéndose unos resultados casi siempre más favorables para el propietario. Però esto sólo será posible si se pueden justificar los valores con el correspondiente proyecto constructivo o el cuaderno de registro con la documentación de especificaciones térmicas de los materiales del edificio. 

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