La eficiencia energética es un concepto muy amplio que hace referencia a la única fuente energética que realmente puede salvar a todos los habitantes del planeta de la crisis y escasez energética que se avecinan: utilizar la energía de la forma más “sabia” posible, economizando pero también optimizando cada uso que hacemos de la energía, ya sea utilizando un automóvil o encendiendo la luz cuando entramos a una habitación.

Es por ello que además de realizar un certificado energético que audite y aconseje respecto a qué medidas se pueden tomar en una casa o piso a nivel estructural para mejorar el desempeño energético en general, es preciso pensar también en complementar todas estas previsiones a nivel inmobiliario con otros elementos que permitan ahorrar y optimizar el uso de la energía al máximo en el hogar.

Una medida que puede coadyuvar bastante a este respecto es renovar los electrodomésticos en el hogar, de forma que utilicemos aquellos mejor evaluados en la etiqueta energética, lo que representa que consumen menos energía, pues la aprovechan muchísimo mejor. Es decir, si el piso ya cuenta con una buena calificación energética es una excelente idea complementar este buen desempeño utilizando electrodomésticos de bajo consumo energético.

Los electrodomésticos más grandes del hogar, por ejemplo nevera, lavadora y lavavajillas, representan una gran parte de la energía que se consume en el hogar y por ende, del monto de la factura de electricidad a pagar. Si el electrodoméstico tiene más de diez años, probablemente estamos consumiendo más energía de la que deberíamos. Ello es porque los electrodomésticos más nuevos no gastan energía como los antiguos pues deben cumplir con la normativa europea y española que cada vez es más específica y exigente en cuestión energética. Estos parámetros se han hecho más puntillosos con los años, así que un electrodoméstico más reciente forzosamente consume menos energía y la aprovecha con mayor eficiencia. Un ejemplo burdo pero útil para comprender la diferencia es el de un frigorífico: uno comprado hace 12 años consume aproximadamente el doble de electricidad que uno comprado este año. Por supuesto que hay que recordar que un electrodoméstico que es eficiente no sólo sirve para economizar en las facturas, sino sobre todo para ayudar a la conservación del ambiente.

Consumo eficiente de energía… ¿qué quiere decir en un electrodoméstico?

El consumo eficiente de energía en un electrodoméstico se define por su capacidad para llevar a cabo sus funciones consumiendo menos energía. Es decir, una nevera que gasta menos electricidad no quiere decir que enfríe menos, si no que con poca electricidad enfría igual o incluso más que una antigua que consumía más energía. Al igual que la etiqueta energética de un inmueble, los electrodomésticos poseen una etiqueta energética que funciona como herramienta de información para comprender a primera vista y de forma muy clara qué tan eficiente energéticamente es el electrodoméstico. La clasificación es la misma que en los certificados energéticos de pisos e inmuebles en general: hay una escala de colores y letras en que el verde (A) equivale al mejor desempeño energético y el rojo (D), al peor. En cuanto a la A-verde, hay tres niveles posibles de buena eficiencia energética: A+, A++ y A+++. Al igual que con la etiqueta energética de los inmuebles, ésta debe exhibirse de forma obligatoria en cada electrodoméstico que se encuentre a la venta.

La etiqueta energética de un electrodoméstico cuenta, sin embargo, con características que la diferencian de la que acompaña al certificado de eficiencia energética.  En principio, cuentan con dos partes bien diferenciadas, la parte estándar que es la que ya hemos descrito, y una variable que depende del electrodoméstico en cuestión.

Esta información particular está expresada fundamentalmente en pictogramas de forma que pueden ser utilizados en todos los Estados de la Unión Europea sin ser traducidos.

En la siguiente imagen de la Guía Práctica de la Energía podemos apreciar los elementos principales que debe incluir una etiqueta energética para un electrodoméstico tipo, entre los que se incluyen la marca y el modelo, la clase energética, el consumo anual de energía y los pictogramas que indican las características destacadas de cada electrodoméstico.

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En los pictogramas se mencionan, por ejemplo:

  1. Para frigoríficos se incluye el consumo aproximado (estimado) de energía a lo largo del año, basado en resultados de ensayo normalizados en uso ininterrumpido 24/7. Asímismo, el volumen de almacenamiento en litros, el volumen de almacenamiento (con el pictograma de una estrella) para productos congelados y los decibelios de ruido producidos por el producto al funcionar.
  2. Para lavadoras se presenta el consumo estimado o aproximado de energía a lo largo del año tomando como parámetro 220 ciclos normales de lavado, el consumo aproximado de litros de agua al año tomando como parámetro la misma cantidad de ciclos, los kilos de capacidad tomando como punto de referencia el programa de algodón-carga completa a una temperatura de 60°, los decibelios de ruido producido al lavar y centrifugar considerando como estándar el mismo programa de lavado ya enunciado y finalmente la clase asociada a la eficacia del centrifugado.

Detalles y consejos respecto a los electrodomésticos eficientes energéticamente

¿Por qué tanta reflexión sobre la importancia de complementar un piso bien aislado, con calefacción eficiente y con electrodomésticos a la altura? Pues porque estos aparatos consumen electricidad de forma continua para funcionar, son parte básica de la vida moderna y cotidiana y porque en todas las casas están presentes.

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Para elegir un electrodoméstico eficiente, hay que informarse bien

El frigorífico, por ejemplo, es casi impensable no tener uno, y si tenemos en cuenta que el comprar uno nuevo, si su desempeño energético es óptimo, es un gasto que se amortiza en ahorro de facturas de electricidad en dos años, es sin duda una idea muy inteligente analizar bien y adquirir un buen frigorífico.

Uno clase A+ es aquel que consume el 42% de un frigorífico de consumo promedio bajo, el A++, consume tan sólo el 30% y el A+++, menos del 24%. ¿Cómo es que un frigorífico eficiente puede economizar tanta energía? El principio es el mismo que en un piso: tienen un excelente aislamiento térmico que permite mantener el frío dentro y evita que el aparato deba volver a producir el frío necesario para mantener la baja temperatura. El consejo es sin duda comprar uno bien evaluado energéticamente y además, mantenerlo lejos de fuentes de calor, limpio y sobre todo, adecuado a las necesidades de nuestro hogar.

Un frigorífico eficiente

Un frigorífico eficiente calificado A+++ es una excelente inversión en búsqueda de un desempeño energético eficiente en el hogar

En cuanto a la lavadora, otro gran electrodoméstico (el tercero en ser más utilizado, después del frigorífico y el televisor), hay un factor que es el que hace que consuma mucha electricidad: el calentar el agua. Es por ello que las lavadoras más eficientes en cuestión de energía son las denominadas «termoeficientes», es decir, que utilizan menos electricidad en calentar el agua. Las lavadoras que mejor se desempeñan son aquellas en las que se han implementado mejoras tecnológicas que les permiten lavar mejor la ropa gracias a una acción mecánica lo que implica menos esfuerzo energético en calentar agua para lograr un buen lavado. Una buena forma de combinar el hecho de comprar y utilizar una lavadora eficiente energéticamente con el uso sólo de una centrifugadora en lugar de una secadora, potencia el ahorro energético. También es un punto a favor el hecho de utilizar un buen detergente. Mención especial merecen las lavadoras termoeficientes, cuya agua caliente se toma directamente de la caldera en lugar de producirla dentro de la máquina. Si ello se suma a un sistema de producción de agua sanitaria ecológico (bomba de calor, uso de paneles solares), el ahorro de energía puede ser de hasta un 25% adicional.

Otros electrodomésticos que podemos renovar buscando encontrar los más eficientes energéticamente son: lavavajillas, secadora, televisor, horno e incluso las placas de cocción eléctricas, vitrocerámicas y de inducción que poco a poco van reemplazando la forma tradicional de cocinar. En todos los casos, es muy importante fijarse bien en adquirir los electrodomésticos mejor evaluados y complementar su compra con hábitos que optimicen al máximo la energía consumida.

Por ejemplo, la secadora es un electrodoméstico que produce calor, así que aunque adquiramos uno muy bien calificado en cuestión energética, es un ladrón de energía, por decirlo así: consume mucha electricidad. ¿La solución? Secar la ropa al sol siempre que el clima lo permita, usarla lo menos posible y centrifugar la ropa antes de meterla en la secadora.

En cuanto al lavavajillas, los consejos e ideas son los mismos que aplican para una lavadora: el mayor consumo de energía se realiza al calentar el agua, así que un modelo reciente estará diseñado mecánicamente para optimizar el lavado sin recurrir a agua muy caliente. Ello, combinado con un buen líquido lavavajillas convierte a este electrodoméstico en un excelente aliado del consumo eficiente de energía y agua, pues de esta forma se gasta menos agua en general y agua caliente en especial que lavando la vajilla manualmente.

Finalmente, hablando del horno, hay que especificar que a pesar del uso más cómodo y corriente de los hornos eléctricos de calor giratorio, un horno de gas es más eficiente energéticamente. Sin embargo, si por cuestión de practicidad o incluso estética nos decantamos por elegir un horno eléctrico, la recomendación es poner mucha atención a la etiqueta energética, pues ésta no refleja el consumo comparado sino el unitario. No se considera al horno como el electrodoméstico que más consume porque su uso no es continuo como el de un frigorífico, pero hay que poner mucho cuidado al adquirir uno para evitar que se desperdicie energía.

Certificado energético… ¿cuál es su relación con los electrodomésticos?

En diversas ocasiones, en el blog de certificadodeeficiencienergetica.com hemos enfatizado el hecho de que al obtener el certificado de eficiencia energética para un inmueble, se reciben también las recomendaciones con las mejoras que podrían implicar una mejora en el desempeño energético y por ende en la calificación del inmueble. Si bien estas reformas no son obligatorias, pueden representar un excelente punto de partida para realizar mejoras que incidan positivamente en el confort de los habitantes y en el ahorro significativo en facturas. También puede ser el momento de decidirse a realizar reformas estructurales que permitan el uso de electrodomésticos eficientes y mejoren su rendimiento, por ejemplo:

  1. Tener una toma independiente de agua caliente para la lavadora y el lavavajillas. Con el tiempo, ello permitirá adquirir y utilizar un aparato termoeficiente y potenciar el ahorro de energía.
  2. Alejar el sitio en que se encuentran horno y cocina del frigorífico. La cercanía entre los electrodomésticos que producen calor y los que guardan el frío es una pésima idea en vistas de optimizar su desempeño energético.
  3. Buscar que la calefacción y producción de agua caliente sanitaria estén a tono con el resto de la casa en términos de eficiencia energética. Una caldera de última tecnología, la incorporación de energías renovables: cada una de estas decisiones permite avanzar en el camino de la eficiencia energética.

Como podemos observar, tanto la obtención del certificado energético como la adquisición de electrodomésticos con una calificación energética elevada, son pequeños pasos para lograr tener una casa que use de forma óptima la energía, lo que se traduce en ahorros significativos y un mayor cuidado del planeta.